La presencia de topadoras avanzando por las fincas tucumanas para arrasar con los árboles de limón se ha convertido en una imagen cada vez más común en los últimos cuatro años, según indican productores e industriales citrícolas. Aseguran que alrededor de 15.000 hectáreas ya han sido desmontadas, mientras que otras 12.000 se encuentran en un estado de abandono casi total. Esta situación, sostienen, es la consecuencia directa de la disminución de la rentabilidad en la actividad, llegando en muchos casos a ser nula o incluso generando pérdidas. Hasta antes de este proceso de pérdida de plantaciones en Tucumán había unas 46.000 hectáreas con limón. Este panorama se agrava, según dijeron, con la sobreproducción a nivel mundial y con las exportaciones argentinas en desventaja con otros productores internacionales.

Gastón Guerineau, productor y asesor privado de la producción y la exportación de limones, alerta: “Hay una crisis que lleva poco más de cuatro años por exceso de producción y baja rentabilidad, que ha resultado en la eliminación de 15.000 hectáreas en los últimos años. Ahora hay unas 10.000 a 12.000 hectáreas que están medio abandonadas y que posiblemente sean reemplazadas por caña de azúcar, como ocurrió con la gran mayoría de las áreas desmontadas”.

En términos de rentabilidad, Guerineau explica que los últimos cuatro años han sido generalmente negativos, con pérdidas estimadas entre 1000 y 1500 dólares oficiales por hectárea. “El costo de producción por hectárea es de aproximadamente 2500 a 3500 dólares al año”, añade.

En la Argentina se producen entre 1,8 y 2 millones de toneladas de limones, de las cuales unas 200.000 se destinan para consumo interno, otras 240.000 toneladas se exportan como fruta fresca y unas 1,4 millones de toneladas se industrializan en 15 fábricas, once de las cuales están en Tucumán. Los productos industriales incluyen el jugo concentrado de limón, el aceite esencial de limón y la cáscara deshidratada.