Antes de su llegada a la pantalla de HBO MAX, la hija mayor de “el Diez” charló con LA NACION sobre su serie autobiográfica; por qué esta puesta es diferente a todas y qué fue lo que más la marcó durante el rodaje

La historia de Diego Armando Maradona ha sido contada millones de veces. Sin embargo, esta vez es diferente: La hija de Dios, el documental autobiográfico de Dalma Maradona que llegará a la pantalla de HBO MAX el próximo 26 de octubre, intentará humanizar a ese ídolo futbolístico mostrando su lado más terrenal y reivindicando su faceta como padre y persona.

“La historia de mi papá se contó un montón de veces pero la historia de Diego Maradona conmigo sólo la puedo contar yo”, advierte la hija mayor de Diego Maradona y Claudia Villafañe sobre esta producción que, a lo largo de tres episodios de 45 minutos cada uno, propone mostrar una versión más íntima y auténtica del exfutbolista.

Anécdotas jamás contadas, imágenes nunca vistas y testimonios de grandes figuras que fueron parte de la vida de “el Diez” como Guillermo Coppola, Sergio Goycochea, Carlos Tévez, Lalo Maradona, Jorge Burruchaga y Fernando Signorini, se unen bajo la dirección de Lorena Muñoz para reconstruir sus días desde su infancia en Villa Fiorito, pasando por su carrera en Italia, hasta convertirse en una leyenda del fútbol mundial.

-¿Cómo es ser “la hija de Dios”?

-Bueno, primero necesito aclarar que el título del documental es una ironía porque muchos me acusan de blasfemia. Justamente, tanto en la obra de teatro como acá mi intención es explicar por qué mi papá no es un dios aunque mucha gente piense lo contrario. De hecho, él siempre dijo que no se creía un dios, que sólo era un jugador de fútbol que le dio alegría a la gente, así que la serie resume un poco eso y muestra que para mí no es más que mi papá.

-Existen muchos libros, documentales y series sobre Maradona… ¿En qué se va a diferenciar esta propuesta?

-Es verdad, ya todo el mundo hizo cosas de él y hay mucho material dando vueltas pero me parece que lo distinto de esta serie es que es un recorte desde mi mirada; algo que no lo puede tener nadie. Es contar mi relación con él desde mis ojos, cómo era como padre y persona y por supuesto, una especie de regalo para él. Me pasó que hablando con sus amigos o personas que lo conocieron ninguno me habló de lo futbolístico, la mayoría me decía: “A mí me ayudo en mi trabajo”, “A mí me dio una profesión”, “A mí me dio tal cosa”, y fue muy emocionante para mí porque siempre se dicen un montón de cosas, buenas y malas, pero nunca sabés qué es verdad y que no. Decís: “Que sé yo si le peleó el sueldo a todos los del juvenil cuando jugó en el Napoli”, hasta que te cruzás con esa persona que te dice: “Sí, es real. Tu papá peleó mi sueldo”. Y eso es hermoso para mí.

-Entonces vamos a conocer anécdotas o situaciones no contadas hasta ahora…

-Sí, claro. Por primera vez comparto un archivo con videos, fotos e imágenes que no se había visto nunca. A pesar de que era otra época, mi mamá nos grababa todo el tiempo; me da pena porque ella no aparece mucho (sólo su voz) porque es la que graba. Ella es muy celosa de su material pero le dije: “Este es mi documental”, así que me lo compartió. Realmente soy una agradecida de tener ese material, de haber vivido mi vida entera con él; eso es realmente una bendición para mí.

-¿El documental tiene alguna conexión con la obra de teatro que hiciste en 2012?

-Sí, es un disparador de la obra de teatro por eso lleva el mismo nombre. Y si bien la obra tenía mucho más humor, este documental también lo tiene porque yo me tomo la vida de esa manera; sino sería muy complicado todo (risas). En este caso, al ser algo para la pantalla tuvimos la posibilidad de grabar en distintas locaciones y lugares importantes para mi papá como fue Argentinos Juniors, Boca y Nápoles. También, sumamos el testimonio de toda esa gente que lo conoció y fue importante en su vida y carrera.

-Hablando de todas las figuras que participaron, ¿alguno te dijo que no o te costó mucho convencer?

-No, la verdad es que al contar el proyecto todo el mundo quiso formar parte. Y si bien todos tienen su vida, su agenda, y sus compromisos, todos colaboraron para que esto sucediera. Además, la directora Lorena Muñoz se encargó de presentar esos testimonios con una vuelta de tuerca para que no sean el típico relato a cámara sino una charla de café. Cuando arrancamos a grabar me acuerdo que le dije: “Yo no sé si voy a poder hacer esto sin llorar” y ella me dijo: “A mí lo que más me gusta es verte emocionada hablando con cada invitado”. A pesar de que lloré bastante, me parece que este documental tiene mucha alegría; me pude conectar con mi papá desde la parte más hermosa.

-¿Qué es lo que más te emocionó?

-Que me hablaran tan hermoso de él, desde un lugar de tanto amor. Se dicen muchas cosas pero estar con el protagonista en primera persona fue muy hermoso. Mismo cuando no me dejaron entrar al estadio del Napoli, vino gente y me dijo: “¿Querés que entremos igual? Nosotros te hacemos entrar” (risas). Eso tiene que ver con el amor que ellos sienten por mi papá; me encontré con gente valiosísima. Por ejemplo, el fotógrafo que siguió toda su campaña en el club, que empezó con 15 años y me dijo: “Tu papá me dio una profesión”. Es muy fuerte escuchar a una persona decir que una frase o actitud de él le cambió la vida; solo él podía hacer eso.

-¿Por qué no te dejaron entrar al estadio del Napoli?

-El presidente del club dio la orden para que yo no pueda entrar así que no pudimos grabar adentro. Me hubiese gustado porque es un lugar muy importante en la historia de mi papá; ese estadio incluso lleva su nombre porque él ayudo a que existiera, así que me dio mucha pena. Pero bueno, tuvimos que pegar un volantazo y seguir adelante.

-¿Cuánto tiempo tardaste entre producción y rodaje?

-Fueron casi dos años, porque en el medio quede embarazada de mi segunda hija, Azul. De hecho, empecé a filmar en Italia sin saber que estaba embarazada aunque mi maquilladora ya lo había vaticinado (risas). Por ejemplo, en la nota con Burru (en referencia a Jorge Burruchaga) ya estaba embarazada, así que se extendió todo más de la cuenta. Aparte todo el tiempo íbamos sacando o agregando material. Cuando salimos campeones del mundo pudimos hablar con “Fideo” Di María por ejemplo, fue hermoso poder incluirlo.

-¿Tu mamá y tu hermana Gianinna serán parte de los testimonios?

-No, ellas solo están en la parte del archivo. En la obra tampoco estaban y eso lo quisimos respetar. Intentamos ser lo más fieles posible aunque a veces el documental se fue para otro lado por circunstancias como las que recién te contaba.

-¿Tuviste alguna oposición o reclamo por parte de tus otros hermanos?

-No, no tuve ninguna oposición de nadie; al menos hasta ahora (risas). Es que todavía no lo vio nadie, sólo mi mamá. Pero no, no tuve ningún cuestionamiento ni pedido porque es mi historia, mi recorte, mi manera de ver su vida y su relación con la mía.

-¿Esta serie la pensaste como una respuesta a Maradona: Sueño Bendito?

-No. Cuando me preguntaron sobre esa serie fui muy sincera. Cuando las cosas se manejan mal o se hacen mal, después el resultado es malo… Y es lo que pasó. ¿Te parece tener que inventar cosas en la vida de Maradona con todo lo que hay para mostrar y contar? Eso fue muy raro. La actriz que hizo de mi mamá [en referencia a Julieta Cardinali] no pudo hablar con ella, ¿qué más quiere una actriz que juntarse a hablar con la propia persona a la que va a interpretar? Hay cosas que no cierran y por eso, la gente no compró. Más allá de que Sueño Bendito era una ficción y se escudan en que se pueden tomar ciertas licencias, en la vida de mi papá no hace falta inventar nada, ya hay material de sobra.

-¿Con qué Diego Maradona se va a encontrar el público en este documental?

-Creo que va a pasar un poco lo que me pasó a mí durante mucho tiempo. La gente piensa que como jugaba al fútbol no era un padre muy presente, que no estaba en los actos escolares o en los cumpleaños. Y yo creía lo mismo, pero ahora me encuentro con los videos y el tipo estuvo en todos mis cumpleaños. Entonces quizá la gente tiene ese mismo concepto, piensa que fue de determinada manera y no fue tan así. Fue un papá mucho más presente de lo que imaginan. Mostrar un poco la intimidad de ese papá que inventaba canciones, que estaba todo el tiempo jugando con nosotras, que no sabía contar cuentos pero que a cambio nos cantaba tangos, es mi objetivo.

-¿Qué otra anécdota bien “maradoniana” está entre tus favoritas?

-Uf, hay un montón pero una muy divertida es que cuando nos llevaba al colegio, yo entraba y mi hermana no. Se rateaba para ir con él a los entrenamientos de Boca y mi mamá después se enteraba por la tele al verla en medio de la cancha con el uniforme del colegio (risas).

-Siempre fuiste la que lo enfrentó o le marcaba los errores, ¿pudiste perdonarlo?

-Me pasa que lo que siempre le quise decir se lo pude decir de frente en el momento. Nosotros tuvimos una relación padre- hija donde nos podíamos decir de todo y no me daban miedo las consecuencias. Hemos hablado mucho, hemos charlado mucho y siempre me dio un lugar muy hermoso (que ahora valoro mucho más, quizá en ese momento no me daba tanta cuenta) de preguntar lo que quería y siempre tener una respuesta muy coherente, de reprochar un montón y también tener una respuesta o una disculpa. Él siempre me dio ese lugar, fue muy sincero y generoso en ese sentido, así que siento que no me quedó nada pendiente.

-¿Te reconocés en él?

-Yo renegué mucho toda mi vida de eso. De hecho, siempre dije “no me parezco en nada”, y la verdad es que soy igual (risas). Siento que tengo mucho de él, más allá de que a veces hay cosas que no me gustan tanto o me doy cuenta que reaccione “a lo Dieguita” pero sin dudas eso hoy me da más alegrías que problemas. Yo siempre le decía: “Yo sé lo que quiero y lo que no quiero para mi familia por vos”, y él me decía: “Bueno, está bien. Si te sirve, espectacular”. Mi hija mayor, Roma, tiene una conexión muy especial con él. Ellos hablaban todos los días por FaceTime y el otro día me pidió ver una foto con su abuelo. Me emociona porque lo sigo encontrando en ellas, en cosas que me pasan todos los días. Lo encuentro en todos lados.

-¿Sentís que recibís señales de él?

-Sí, y en el primer capítulo del documental van a ver algo muy loco que pasó con un caballo (mi papá era fan de los caballos) cuando fuimos a filmar a Fiorito. Estábamos grabando con mi padrino Lalo en el campito donde jugaba a la pelota de chico y de repente apareció un caballo y no es que había otros dando vueltas; no sabemos de dónde salió. Todo el tiempo me pasan cosas como esas que me hacen sentir que él está ahí acompañándome. Yo creo mucho en esas cosas y siento que es mi conexión con él hoy por hoy.

-¿Cuál fue esa enseñanza que atesorás para siempre y que le transmitís a tus hijas?

-Él siempre nos inculcó el pelear por lo que queríamos, cueste lo que cueste. Siempre nos dijo: “Hagan lo que aman, defiendan lo suyo siempre” y eso es lo que trato de hacer con mis hijas, que hagan lo que aman respetando lo que sientan o piensen.

-¿Qué es lo que más extrañás de él?

-¡Todo, todos los días de mi vida! Aunque creo que lo que más extraño (y es algo que hablamos con mi hermana todo el tiempo) es el abrazo y el contacto físico. Muchas veces estuvimos separados porque él estaba en un lugar y nosotras en otro, pero siempre volvía y sucedía el encuentro. Eso es lo único que no puedo solucionar, después todo lo otro está.