La exconcursante del reality de Telefe visibilizó la normalización de la violencia en entornos agresivos y contó cómo la ayuda psicológica la ayudó a seguir adelante

El 27 de marzo, se celebró la final de la décima edición de Gran Hermano (Telefe), que consagró a Marcos Ginocchio como ganador del reality y a Juan Ignacio “Nacho” Castañares y a Julieta Poggio como finalistas, mientras Romina Uhrig se posicionó en el cuarto lugar gracias a los votos del público. Tras su paso por el programa, muchos de los exhermanitos asistieron a varios platós de televisión y programas de radio, donde detallaron sus nuevos proyectos, en los que se sumergieron o se pudieron abrir en cuanto a episodios de su vida que no expresaron cuando habitaban la casa más famosa del país. Recientemente, la exdiputada nacional relató una dura vivencia que tuvo que atravesar cuando era niña, sin el apoyo familiar y con la ayuda posterior de terapia: “Mi mamá no me creyó”.

“El marido de mi mamá no quería que me pusiera esto o lo otro. Tampoco le dejaba a mi mamá que me dejara salir con amigos ni nada”, expresó Uhrig, en recientes declaraciones radiales. La exdiputada nacional aseguró que, durante su infancia, vivió en un entorno violento protagonizado por su padrastro, mientras su mamá, sumergida también en ese clima, no era capaz de verlo. “Es un tema muy delicado. Estuvieron juntos muchos años”, señaló.

Y agregó: “No me dejaba salir cuando el abuelito, que vivía en frente, estaba fuera, porque decía que yo lo provocaba. Era muy celoso y a mi mamá le costó un montón despegarse de él”. Además, destacó una de las consecuencias que ambas sufrieron: “Los hombres que elegía eran muy parecidos a los de mi mamá. Viví mucho la violencia en el entorno de la pareja de mi mamá y una lo normaliza. Con una de mis primeras parejas, la viví en lo verbal y en lo físico”.

La exconcursante señaló que acudir a terapia le ayudó mucho a salir adelante. “Había un dolor muy grande en mí y no lo podía hablar, porque me costaba un montón. Ahora lo puedo llamar abuso”, señaló. “Fue a los 8 años. Se lo conté a mi abuela Pepa, porque me iba a llevar a casa y me puse a llorar como loca. Ella se lo contó a mi tío y fuimos los tres juntos y estaba él”, relató.

Y siguió: “Mi tío lo llamó de todo y se le tiró encima, lo quería cagar a piñas. Mi mamá, en ese momento, no me creyó. Al contrario, se enojó conmigo. Y yo me quedé ahí”.

Uhrig analizó cómo fue el proceso para su madre. “Yo no la culpo a mi mamá ni nada, porque ella no estaba bien. Sufrió mucho”, advirtió. Y apuntó: “Una vez, ella fue al médico porque se sentía mal, descompuesta, con él. Había un hombre sentado al lado de ella y él le dijo: ‘Ah, lo estás mirando. Ves que sos una p***’”.

Además, la exconcursante contó las señales que emitía de manera inconsciente: “Yo recuerdo que no me quería ir del colegio, no quería ir a mi casa. Quería que la maestra fuera mi mamá. Era horrible”.