A un año del fallecimiento del conductor, Carmela Bárbaro y Mariana Basualdo, madres de sus dos hijos, lo recordaron de una manera muy especial

El 11 de marzo de 2022 murió Gerardo Rozín. El popular conductor, que mantuvo en resguardo que padecía cáncer terminal casi hasta el último momento, conmovió a todos con su partida. Sus colegas, allegados y amigos lo despidieron y remarcaron que sin dudas se lo iba a extrañar mucho. Ahora, a un año de su fallecimiento, Carmela Bárbaro y Mariana Basualdo -madres de sus dos hijos- compartieron la última carta que escribió.

“Elena y Pedro, los hijos de Gerardo, junto con sus madres Carmela y Mariana, queremos compartir este texto hoy que se cumple un año de su muerte”, fueron las palabras que las mujeres publicaron en Instagram en conjunto, a la par de un video.

“Todos los días pensamos en Gerardo: su ausencia ocupa mucho lugar, pero también su recuerdo es una compañía verdadera”, precisaron, al tiempo que destacaron que al cumplirse el primer aniversario de su muerte, querían compartir las palabras que tuvo el conductor ante el momento más difícil de su vida.

“Que tengo una hija de diez y un hijo de veinte, y me estoy por morir sabiendo que les dejo la seguridad de que fueron amados. Muy amados. Tienen valores para abrazar y para discutir, pero no arrancan sin ideas”, escribió el conductor en el texto, tras conocer que padecía cáncer terminal. Allí, repasó su vida y eligió en primer lugar hablar de los buenos momentos.

Con la buena energía que lo caracterizaba, recordó los vínculos que forjó delante y detrás de las cámaras, y remarcó que si bien conocía sus defectos, consideraba que siempre estuvo más en el equipo de “las buenas personas”.

Al mismo tiempo, se refirió a las risas de sus amigos y el orgullo que sintió por haber sido el causante de esas carcajadas. “Perderlas y perderlos me duele tanto como saben”, aseguró.

“Si alguien me extraña en cualquier canción rosarina o uruguaya, en el saxo de Charles Lloyd, en Bowie o en la fe que canta Montaner me van a encontrar. Siempre”, indicó. Con nostalgia, humor y dolor se despidió de todos aquellos que lo acompañaron en su vida.

La carta completa que Gerardo Rozín escribió al recibir el diagnóstico

Paso a decir que me voy contento. Que tengo una hija de diez y un hijo de veinte, y me estoy por morir sabiendo que les dejo la seguridad de que fueron amados. Muy amados. Tienen valores para abrazar y para discutir, pero no arrancan sin ideas. Es un montón. Hemos sido gente de reír mucho, disfrutamos de la ironía y no del sarcasmo. Nos quedaron muchas gracias por hacer juntos, pero se sabe que estas despedidas dejan espacios vacíos.

Estoy sonriendo. Lloré siempre, pero frente a lo inevitable, lo que llegará en poco tiempo, no me siento con derecho a la queja.

No es que no reconozca mis defectos, sino que errores comete todo el mundo y siento que estuve más en el equipo de los buenos que en el de los otros. Tengo algunos orgullos: en la televisión comercial pude hacer ciclos vinculados a los derechos humanos sin que nadie me lo pidiera, buscando esos espacios en la nube del entretenimiento. Y creo que produje algunos momentos emocionantes y graciosos.

Amé de verdad a las parejas que tuve. Y tuve el don de hacer reír mucho a mis amigos. No soy creyente, no me llevo nada, pero les dejo las carcajadas que les arranqué. Soy una de las personas que más los ha hecho reír. Es otro de mis grandes orgullos.

Puedo agregar algunos chistes al respecto pero ciertamente no estoy de humor. Perderlas y perderlos me duele tanto como saben.

Si alguien me extraña en cualquier canción rosarina o uruguaya, en el saxo de Charles Lloyd, en Bowie o en la fe que canta Montaner me van a encontrar. Siempre.

Crecí en los ochenta y me siento obligado a expresar algunos principios una conducta muy en boga por aquellos años: soy judío, socialdemócrata y de central. Ah, en Qué bello es vivir siempre los estoy esperando para compartir una película juntos. Igual, si ven que no aparezco, arranquen a verla ustedes.

Poco para agregar, más por falta de tiempo que de ideas. Digamos que hemos compartido tres temporadas muy decentes y que soy feliz por irme sabiendo que las que producirán ustedes serán aún mejores.