El domingo 16 de mayo de 2021, el Barça perdió con Celta de Vigo y se quedó sin chances de pelear la Liga. Poco después, el anuncio menos pensado: Leo se fue del club de toda su visa.
El Campo Nou estaba completamente vacío. Domingo 16 de mayo de 2021. La pandemia de Covid-19 todavía golpeaba fuerte y en la Liga Española, como en casi todo el mundo, se jugaba a puertas cerradas. El Barcelona recibió al Celta de Vigo por la penúltima fecha y Lionel Messi, sin saberlo, se pondría por última vez la camiseta blaugrana. En los 80 días siguientes se resolvería su histórica e impensada salida luego de 20 años en el club.
Barcelona estaba tercero y con mínimas posibilidades de pelear el título de la Liga con Atlético Madrid, que terminaría como campeón. Tenía que ganar y esperar. Messi colaboró con un gol en un estadio sin hinchas. A los 27 minutos abrió la cuenta con un cabezazo entrando al área luego de una asistencia larga de Sergui Busquets. Serviría de muy poco: el Celta, dirigido por Chacho Coudet, le dio vuelta el partido con dos goles de Santi Mina y lo sacó de la lucha por el campeonato.
Messi se retiró del campo de juego cabizbajo y con la mirada perdida. No tenía resuelto su futuro en el club pero quería quedarse. Su contrato terminaba el 30 de junio, y si bien el año anterior había intimado al Barça para irse mediante la historia del burofax que recorrió el mundo, todo había cambiado con la llegada de Joan Laporta como presidente. Eso pensaba él sin imaginar lo que pasaría dos meses y medio después.
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La última fecha del torneo no la jugó porque tenía por delante la Copa América. Faltaba menos de un mes y quería llegar descansado a la competencia. Se tomó unos días de vacaciones, viajó con la Selección argentina, se consagró en el estadio Maracaná en la final contra Brasil, y lo demás es historia conocida: cuando volvió a Barcelona ya no tenía contrato y lo que sucedió sacudió al mundo del fútbol.
El jueves 4 de agosto a las 14.46 Barcelona le anunció al mundo que no le renovaría el contrato a Leo por problemas con el Fair Play Financiero. El impacto fue tremendo porque hasta ese momento las negociaciones indicaban que el acuerdo estaba cerca. Pero todo se rompió de golpe.
Para Messi fue una traición de Laporta. Le dolió en el alma. El 10 lloró en su despedida y tuvo que elegir un nuevo destino para seguir adelante con su carrera sabiendo que además tenía otro gran objetivo: prepararse para el Mundial de Qatar. PSG le abrió las puertas durante dos temporadas. Hoy, está jugando sus últimos partidos en el equipo parisino y espera volver al Barça, de donde se fue en medio de un destrato que nadie hubiera imaginado.