Ayer lunes se divulgó la noticia de la muerte de otro periodista en Qatar 2022, que se suma a la del estadounidense Grant Wahl, fallecido súbitamente en la sala de prensa del estadio Lusail el jueves mientras comentaba el alargue del partido de cuartos de final entre Argentina y Países Bajos.
Ayer lunes se divulgó la noticia de la muerte de otro periodista mientras cubría el Mundial de Qatar 2022. Se trata del fotoperiodista Khalid al-Misslam, quien trabajaba para el medio qatarí Al Kass TV, si bien fue otro medio, también qatarí, pero en inglés, el Gulf Times, el que difundió la noticia a través de su cuenta oficial de Twitter.
Aunque la noticia cobró repercusión internacional ayer, lo cierto es que el Gulf Times ya había informado el sábado de que al-Misslam «murió repentinamente», en extrañas circunstancias. «Creemos en la misericordia y el perdón de Alá para él, y enviamos nuestras más profundas condolencias a su familia», tuiteó el medio, pero lo cierto es que cómo y cuándo murió al-Misslam sigue sin estar claro.
Tras el anuncio de la muerte del fotoperiodista, se supo también que se produjo un grave accidente: un guardia de seguridad resultó gravemente herido después de precipitarse al suelo desde la parte superior del vestíbulo exterior del estadio Lusail, tan solo horas después de la victoria de Argentina en cuartos de final sobre Países Bajos.
La muerte de al-Misslam y la caída del guardia de seguridad se produjeron un día después de la muerte del periodista estadounidense Grant Whal, también en circunstancias que aún no han sido esclarecidas.
Wahl, de 48 años, estaba cubriendo el alargue del partido entre Argentina y Países Bajos del viernes en la sala de prensa del estadio Lusail cuando se derrumbó de manera súbita en su asiento. Rápidamente fue atendido por los equipos médicos de urgencia del estadio y trasladado a un hospital, pero nada pudo hacerse por reanimarlo. Wahl había llegado a los titulares internacionales después de tuitear que se le había negado la entrada al partido entre Estados Unidos y Gales el 21 de noviembre porque llevaba una camiseta arcoíris en apoyo de la comunidad LGBTQ+.
Wahl afirmó que un guardia de seguridad le ordenó cambiarse la remera cuando intentó ingresar al estadio. Esta circunstancia provocó que, conocida la noticia de su muerte, su hermano Eric denunciara que había sido asesinado, afirmación de la que posteriormente se retractó alegando que la había realizado «conmovido por el dolor».
En su último posteo en las redes sociales Eric Wahl comunicó que estaba en contacto con el Gobierno de Estados Unidos a la espera de obtener más información sobre lo sucedido. Lo cierto es que Grant Wahl ya había informado de su estado de salud el jueves en su cuenta de Substack en un texto en el que afirmaba que había contraído bronquitis mientras cubría la Copa del Mundo y que se encontraba «agotado». «Me tomé un tiempo libre», dijo Wahl a los oyentes de su podcast en Spotify. «Tuvimos dos días libres sin juegos. Diecisiete días seguidos de juegos y mi cuerpo, creo, me dijo, incluso cuando Estados Unidos fue eliminada, ‘Amigo, no estás durmiendo lo suficiente’, y se rebeló contra mí.
Así que tuve un caso de bronquitis esta semana. He estado en el centro médico de la clínica dos veces, incluso hoy. Me siento mejor. Básicamente cancelé todo lo que tuve este jueves, y tomé una siesta, y estoy un poco mejor. Probablemente puedas decir por mi voz que no estoy al 100% aquí».
Wahl, quien debutó en el periodismo deportivo con tan solo 16 años, acababa de ser galardonado por ser uno de los 82 periodistas que cubrieron 8 Copas del Mundo o más, un premio que le entregó el exintegrante de la selección brasileña de fútbol Ronaldo Nazario, y con el que también fue galardonado el conocido periodista deportivo argentino Enrique Macaya Márquez, quien con 88 años ha informado de 17 Copas del Mundo de fútbol.
Día antes, la cadena británica ITV Sport interrumpió la transmisión del partido entre Gales y Estados Unidos para anunciar el fallecimiento a los 65 años de Roger Pearce, director técnico de la sede londinense cadena, en este caso como consecuencia de una larga enfermedad.