La ola de calor afectó la producción avícola en todo el país. En las últimas semanas hubo escasez de aves y eso derivó en los incrementos de costos

El pollo siempre fue un reemplazo de la carne vacuna cada vez que esta última subía. Pero, en un contexto de alta inflación y de ola de calor que afectó a varias producciones, la carne blanca también sufrió aumentos en los últimos días y el kilo ya supera los $700 en algunas pollerías.

En algunas provincias el lunes 20 de marzo, el kilo de pollo costaba $550; esta semana, el valor se ubicó en $680 y a partir de este miércoles, el incremento más reciente, ya se vende en algunos comercios a $750. La suba fue, así, del 36,3% en cuestión de 10 días.

Ola de calor y suba de precios

Las razones están relacionadas con la ola de calor atípica que se dio durante marzo. Así lo explica Roberto Domenech, titular del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA): “El valor de este verano, y especialmente de los últimos 30 días, ha sido extremo. Más allá de los sistemas de refrigeración que se pueden utilizar, se incorpora la restricción en la oferta de alimento durante el día. Eso conduce a la falta de peso y disponibilidad de ‘pollo chico’, el pollo grande sube de precio por escasez y en parte arrastra al otro”.

En otras palabras, el pollo no engorda lo suficiente porque no se le da demasiado alimento para no exponerlo a un infarto por exceso de calor. “Es común hacer esto en verano por períodos de dos o tres días, no durante 25 o 30 días como este año”, sigue Domenech.

A su vez, también tiene el impulso de la inflación y el crecimiento en el precio de la carne y del cerdo, otras de las alternativas de proteínas animales, detalla el especialista. “Hasta ahora el pollo sale de frigorífico en $500 el kilo con IVA incluido y se comercializa a $650, equivalente al 40% del valor del asado”, concluye.

Contrariamente a lo que se cree, la gripe aviar aún no tuvo efecto sobre el valor del pollo. “Se sacrificaron 600.000 pollos sobre una faena mensual de 65 millones. Hasta ahora la difusión de la enfermedad es lenta y la bioseguridad parece responder”, añade.

Del otro lado, las carnicerías aseguran que están poniendo un freno sobre las compras de pollo porque “se fue a las nubes”, indica Alberto Williams, presidente de la Asociación de Propietarios de Carnicerías de la Ciudad de Buenos Aires. El cajón ya está en los $13.500, dice, y los clientes cada vez compran menos.

Según Domenech, la situación de la disparada de precios se puede frenar en los próximos días a medida que las aves vuelvan a su proceso de engorde “normal”, una vez que se estabilicen las temperaturas ya llegado el otoño.